El amor lo puede todo, el amor lo puede todo, el amor lo puede todo.....este es el mantra que me repito a mi misma desde hace un tiempo.
Todo empezó durante el verano del año pasado. Estaba yo tan feliz divorciandome de mi marido cuando le conocí. Dicen que internet aleja a las personas, que las aísla, como no podía ser de otro modo, la regla no se cumple conmigo.
Tenía un maravilloso blog que me ayudaba a compartir mis miserias en la blogosfera, así las penas eran menos, y por un comentario en uno de mis escritos, empezamos a hablar de forma privada. Nos pasamos muchas horas frente al ordenador hablando de todo a la vez, y la llama de la ilusión por alguien especial comenzó a brillar.
Durante el mes que duraron nuestras conversaciones por chat, yo había comenzado una dieta que fue cogiendo fuerza con el paso de las semanas, el enamoramiento es lo que tiene, te quita el apetito. Ya me había gastado la mitad de la nómina en modelitos nuevos de una talla menor en previsión a la cantidad de kilos que iba a perder. No intentéis entenderlo, por la misma razón por la que los vendedores de zapatos aún nos siguen estafando con la milonga de que esas maravillosas botas de piel auténtica por el irrisorio precio de 150€ que te aprietan el pie cederán, nosotras siempre nos compramos la ropa pequeña con la ilusión de que tras la dieta, nos quedará impecable.
Lo malo, es que la ansiedad me da hambre, así que la semana anterior a encontrarme con él, mi apetito voraz ocasionó que esos modelitos que había comprado, me quedaran pequeños. Me planté en el fin de semana F a unas horas del día D con un ataque de ansiedad horrorosa porque mi pelo estaba absolutamente indomable, aún tenía los puntitos rojos en las piernas después de hacer ya 3 días de la cera, y sin nada que ponerme!!!!!
Los planes estaban claros, comidita en un restaurante de moda, paseíto romántico por las calles y....lo que surguiera. Claro! es muy fácil crucificarme! como vosotros tan sólo lo estáis leyendo! pero yo soy una mujer con mis necesidades, y llevaba todo el año sin satisfacerlas, así que cuando me surgió la posibilidad, francamente, lo primero que hice fue pedir cita para hacerme la cera.
El día ya empezó mal. Los nervios no me dejaron dormir bien y a las 6 de la mañana ya estaba en pie dando vueltas por la casa sin saber muy bien qué hacer. Si esto me ocurriera todos los días, dejaría de llegar tarde a trabajar y quizá mi jefe me empezara a mirar con más respeto.
Me metí en la ducha y decidí dedicar la mañana a mimarme; masajes, pedicura, hidratación, vamos, lo que viene siendo un completo. Tenía tiempo de sobra, así que cayeron 3 ó 4 cafés durante la mañana. Terminé el ritual hacia las 12 de la mañana, así que me maquillé y decidí sentarme en el sillón tranquilamente a fumar un cigarro antes de vestirme. Tanta relajación, mimos y un par de paracetamoles hicieron el resto, me quedé dormida! Cuando la típica pesadilla recurrente me despertó mientras caía al vacío, no sabía muy bien ni dónde estaba ni quién era. Un primer vistazo al espejo lo dejó claro: era una puñetera loca, con los pelos de nuevo de punta y el maquillaje corrido. Además, me había quedado dormida con el cigarro encendido y mi sillón tenía un precioso boquete. Mierda, mierda, mierda! me cago en San Murphy! en una hora debía estar en el centro de la ciudad y tenía que volver a meterme en la ducha!
Bien, no hay dolor. En menos de 15 minutos, ya estaba con el pelo más o menos colocado acorde con las leyes de la gravedad, y los 3 kilos de maquillaje habían pasado a ser una mínima capa de crema con color y un poco de rimel.
Me metí dentro de lo que pensaba que me quedaba mejor: unos pantalones piratas y una camiseta ligeramente ceñida con un escaso pero sugerente escote, y salté a la calle.
- Joder! la vecina de abajo! tengo que dejar de bajar por las escaleras, esta santa mujer se tira el día limpiando la mirilla!
- Hola, Maripili, ¿dónde vas tan guapa? anda que, hoy te has despertado pronto, ¿no puedes dormir?. Madre mía, no me extraña, con el calor que está haciendo por las noches, es prácticamente imposible dormir.
Ayer se lo decía yo a Juanita, la del 2º B...
- Tere, perdóneme, pero llevo un poco de prisa, a la vuelta la veo.
Oh! el autobús! ¿quién me mandaría a mí ponerme medio tacón?! ESPERE, SEÑOR POR FAVOR, NO CIERRE! bien! ya estoy arriba, parece que el día no será tan malo después de todo.
Después de más de media hora en el metro, parece que por fin llego al centro. Un ejército de pocoyós, doras y un spiderman con sobrepeso, me cierran el paso, pero con un par de ágiles movimientos de cadera, llego al lugar pactado con tan sólo 15 minutos de retraso. Son las 2 y cuarto y no hay nadie en la fuente de la plaza. No puede ser! ¿me ha dejado tirada? ¿cómo osa...?
- Hola. ¿Maripili?
El tiempo se para. Alguien me roza la cintura y consigue erizar cada poro de mi cuerpo. No le he visto aún la cara pero, ¿es demasiado pronto para declararle amor eterno? Como si de un anuncio de champú se tratara, me giro lentamente mientras mi melena ondea al viento.
Fabuloso!!
ResponderEliminarOhhhh.....
ResponderEliminar¿Cómo no sabía yo la existencia de este blog??????
Me voy a leer el siguiente capítulo :-)
Lili, porque este blog es tan sólo producto de tu imaginación! jajajajaja
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